Feb 17, 23

¿Por qué nos gusta el azúcar?

Desde que el hombre existe, la atracción a lo dulce está guardada en sus genes como algo benéfico para su supervivencia. Estos genes han permanecido en la evolución por millones de años y no sólo se encuentran en los humanos, casi todos los vertebrados también los tienen: roedores, monos, perros, peces, reptiles, etc.

 

Nuestra capacidad para detectar lo dulce y otros sabores fue fundamental para la supervivencia y evolución de nuestros antepasados. Los humanos recolectores desarrollaron preferencia por lo que detectaban como dulce, obteniendo abundantes calorías con menos esfuerzo. Los sabores ácidos y amargos fueron asociados con plantas incomibles o venenosas, o con comida rica en proteínas en estado de descomposición. Los sabores dulce y salado, por otro lado, fueron signo de comida con abundantes nutrientes. Con respuestas positivas repetidas, nuestro cerebro evolucionó para que nos gustara lo dulce.

 

NUESTRA CAPACIDAD PARA DETECTAR LO DULCE Y OTROS SABORES FUE FUNDAMENTAL PARA LA SUPERVIVENCIA Y EVOLUCIÓN DE NUESTROS ANTEPASADOS.

 

¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando comemos algo dulce?

 

A nivel fisiológico, los sabores los detectamos en la boca y nuestro cerebro nos dice cómo actuar. El sentido del gusto está asociado a las emociones, lo que probamos es agradable o desagradable en distintos grados. La parte crucial de la percepción de un sabor es cuando pasa la información de los centros receptores de las papilas gustativas en la lengua al sistema nervioso central a través de los nervios craneales. Ahí se combinan con otras señales como temperatura, olor y textura en centros de percepción sensorial consciente y de esto depende nuestra supervivencia.

 

Para garantizar que los eventos agradables o positivos se repitan, nuestro cerebro tiene un sistema de recompensa llamado núcleo Accumbens. Mediante cambios emocionales, variaciones cognitivas, factores motivacionales y movimientos motores, controla la voluntad para convertirla en una acción.

 

 

Al consumir azúcares nuestro sistema libera, entre otras cosas, dopamina. La dopamina es un químico cerebral, neurotransmisor, liberado por las neuronas que provoca la sensación de placer. El sistema de recompensa cerebral refuerza el comportamiento que liberó la dopamina, provocando un deseo de repetir esa acción. Este neurotransmisor no sólo está relacionado con nuestro sistema de recompensas, sino que también ayuda a regular muchas funciones de nuestro cuerpo y mente.

 

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LA DOPAMINA ES UN QUÍMICO CEREBRAL LIBERADO POR LAS NEURONAS QUE PROVOCA LA SENSACIÓN DE PLACER.

 

La dopamina tiene que ver con nuestro movimiento, la coordinación y la sensación de placer. Las neuronas liberan dopamina para crear los químicos epinefrina y norepinefrina que controlan nuestra motivación, el deseo y los antojos. Los niveles bajos de dopamina estimulan el apetito y aumentan el comportamiento impulsivo. Comer carbohidratos, especialmente azúcar, genera una respuesta de dopamina, en nuestro cerebro es percibido como algo benéfico pues estamos garantizando el combustible con el que funciona nuestro cuerpo.

 

¿Por qué es esto y que pasa si constantemente consumimos azúcar? 

 

El cerebro continuamente se remodela y reconecta a sí mismo por un proceso llamado neuroplasticidad. Este “recableado” sucede en el núcleo Accumbens. La activación repetida del Sistema de Recompensas inducido por los alimentos azucarados hace que se adapte a la estimulación frecuente, llevándonos a una especie de tolerancia. Necesitamos comer más azúcar para obtener la misma sensación placentera, por lo que podría considerarse una adicción pues su ausencia causa síndrome de abstinencia y su consumo continuo tiene consecuencias graves.

 

LA DOPAMINA NO SÓLO ESTÁ RELACIONADA A NUESTRO SISTEMA DE RECOMPENSAS, SINO QUE TAMBIÉN AYUDA A REGULAR MUCHAS FUNCIONES DE NUESTRO CUERPO Y MENTE.

 

 

Otra área afectada por la dieta contemporánea sobrecargada de azúcares es el hipocampo, un centro cognitivo y de memoria clave. Se ha demostrado que los cambios inducidos por el azúcar en el hipocampo crean una reducción de las neuronas vitales para codificar memorias y un aumento significativo de químicos ligados a la inflamación. Su excesivo consumo crea envejecimiento celular y deficiencias cognitivas.

 

Nuestro medio ambiente actual es muy distinto del cual evolucionamos como especie. Nuestro entorno es sobreabundante en alimentos dulces, ricos en energía, disponibles en todas partes, altamente procesados. Desafortunadamente nuestro cerebro es, funcionalmente, muy similar al de nuestros antepasados y fácilmente desarrolla una dependencia a lo dulce.

 

Es difícil imaginar una paradoja mayor entre una poderosa atracción y un desdeño racional por ello. Sabemos bien de todos los riesgos para nuestra salud que el sobrepeso genera. El excesivo consumo de alimentos cargados de edulcorantes está directamente relacionado a la crisis de salud por enfermedades crónicas degenerativas que nuestra civilización enfrenta hoy.

 

 

Realmente somos víctimas de nuestro éxito como especie y golpeamos nuestra salud con mucho de lo que consideramos práctico.

 

La neuroplasticidad de nuestro cerebro y la inflamación crónica se puede reformar al disminuir el consumo de azúcares, y el ejercicio físico puede aumentar este proceso.

 

ES DIFÍCIL IMAGINAR UNA PARADOJA MAYOR ENTRE UNA PODEROSA ATRACCIÓN Y UN DESDEÑO RACIONAL POR ELLA.

 

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Los alimentos ricos en Omega-3 son neuroprotectores y aumentan los químicos necesarios para formar nuevas neuronas. Modificar nuestro consumo excesivo de azucares es esencial. Romper hábitos no es nada fácil, y los alimentos procesados contienen cantidades realmente dañinas de todo tipo de azúcares añadidas. Por esto es sumamente importante leer las etiquetas de lo que vamos a consumir. Con mayor conocimiento podemos empezar a tomar las riendas de nuestra salud y dejar de ser manipulados por compañías que tienen como meta mayores ventas no la salud de sus consumidores.

 

El primer paso siempre es el más difícil, pero tu cerebro y salud en general te lo agradecerán. No en vano es el dicho que somos lo que comemos.

 

 

Referencias:

 

Avena NM, Rada P, Hoebel BG. Sugar and fat bingeing have notable differences in addictive-like behavior. J Nutr. 2009 Mar;139(3):623-8. doi: 10.3945/jn.108.097584. Epub 2009 Jan 28. PMID: 19176748; PMCID: PMC2714381.

 

Agrawal, R., & Gomez-Pinilla, F. (2012, April 5). ‘Metabolic syndrome’ in the brain: Deficiency in omega-3 fatty acid exacerbates dysfunctions in insulin receptor signalling and cognition. The Physiological Society. https://doi.org/10.1113/jphysiol.2012.230078

Por: Equipo Elevaté

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