Derivada del aminoácido cisteína, la N-acetilcisteína es reconocida por su capacidad para estimular la producción de glutatión, el antioxidante maestro del cuerpo. Este compuesto ayuda a neutralizar radicales libres, proteger las mitocondrias y mejorar la función hepática y respiratoria. Además, actúa como modulador del estrés oxidativo y apoya la desintoxicación celular. Estudios clínicos la han relacionado con beneficios en la función inmunológica y en la regulación de neurotransmisores como la dopamina y el glutamato, esenciales para el equilibrio emocional y cognitivo.