La L-cisteína es un aminoácido azufrado y estructuralmente clave para la estabilidad tridimensional de las proteínas. Su grupo tiol (-SH) le permite formar puentes disulfuro (–S–S–), enlaces covalentes que consolidan la estructura terciaria y cuaternaria de proteínas como la queratina, el colágeno y diversas enzimas, aportando resistencia mecánica y elasticidad a tejidos como piel, cabello y uñas.
En el ámbito bioquímico, la cisteína es precursora del glutatión (GSH), el principal antioxidante intracelular, formado por glicina, ácido glutámico y cisteína. Este tripéptido es esencial para mantener el equilibrio redox celular, neutralizar radicales libres y proteger las mitocondrias del daño oxidativo. Además, la cisteína participa en la detoxificación hepática, conjugando xenobióticos y metales pesados para su eliminación.