El aceite de chile, obtenido del fruto de especies del género Capsicum (principalmente Capsicum annuum o Capsicum frutescens), es un oleorresino natural rico en capsaicinoides, entre ellos capsaicina, dihidrocapsaicina y nordihidrocapsaicina, moléculas bioactivas responsables de su característico efecto rubefaciente y estimulante microcirculatorio.
En la piel, la capsaicina genera una vasodilatación local controlada que aumenta el flujo sanguíneo cutáneo, mejora la oxigenación tisular y potencia la absorción de otros activos. Este efecto promueve la nutrición celular, acelera los procesos de regeneración y contribuye a una sensación térmica revitalizante.