La menopausia no es una pérdida, es un cambio profundo. Pero este cambio (hormonal, emocional, celular) puede sentirse como un derrumbe si no está sostenido por comprensión, nutrición y acompañamiento. Por eso, hablar de terapia hormonal no es un lujo. Es una conversación esencial.
¿Qué sucede realmente en esta etapa? ¿Qué implica la terapia hormonal sustitutiva (THS)? ¿Cuándo es recomendable, y por qué algunas mujeres la necesitan más que otras?
Aquí te guiamos desde la ciencia, la perspectiva femenina y la conciencia preventiva.
¿Qué es la menopausia? ¿Y por qué nos afecta tanto?
La menopausia marca el fin natural del ciclo menstrual y la capacidad reproductiva de la mujer. Suele establecerse entre los 45 y 55 años, aunque la perimenopausia puede comenzar años antes.
En realidad, la menopausia es una transición endocrina:
• Disminuye progresivamente la producción de estrógenos y progesterona en los ovarios.
• Se altera el equilibrio con otras hormonas clave como testosterona, FSH, LH, cortisol y tiroideas.
• El cerebro, los huesos, la piel, el corazón y el intestino resienten ese cambio.
No es un proceso lineal, ni igual para todas. Pero sí es un proceso que afecta todo.
¿Qué es la terapia hormonal de la menopausia?
La Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) consiste en administrar dosis controladas de hormonas (principalmente estrógenos y progesterona) para compensar la disminución natural tras la menopausia. En algunos casos, también se considera la testosterona bioidéntica o la DHEA.
Sus objetivos principales son:
• Aliviar síntomas vasomotores: bochornos, sudores nocturnos, insomnio.
• Prevenir osteoporosis y pérdida de masa muscular.
• Proteger contra el deterioro cognitivo y las alteraciones de ánimo.
• Mejorar la calidad de vida general.
¿Cómo actúa la terapia hormonal?
Las hormonas sexuales no solo regulan la menstruación:
• El estrógeno modula la producción de colágeno, la elasticidad arterial, la memoria, el sueño y el metabolismo lipídico.
• La progesterona regula la respuesta inflamatoria, calma al sistema nervioso, estabiliza el estado de ánimo.
• La testosterona mantiene el deseo sexual, la densidad ósea y la fuerza física.
Con la caída hormonal, todo ese equilibrio se tambalea.
La terapia reemplaza esas señales faltantes, ayudando a restaurar parte del diálogo bioquímico, pero también es clave para apoyar los sistemas que quedan mas vulnerables durante esta transición.
¿Y el control glucémico en todo esto? El eslabón olvidado
Uno de los cambios más ignorados en la menopausia es el aumento de la resistencia a la insulina. Con menos estrógeno, el cuerpo pierde parte de su sensibilidad metabólica y comienzan a elevarse la glucosa, los triglicéridos y el colesterol.
Esto no solo genera fatiga, inflamación y dificultad para perder grasa abdominal, sino que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, hígado graso y enfermedades cardiovasculares postmenopáusicas.
Ahí es donde entra Body Balance.
Body Balance: apoyo clínico para una transición metabólicamente sana
Body Balance es una fitofórmula científicamente probada que regula la inflamación relacionada con la resistencia a la insulina. Su estudio clínico con 368 personas demostró:
• Reducción de la hemoglobina glucosilada (HbA1c) en 1.17 puntos en solo 90 días.
• Mejora del perfil lipídico y parámetros antropométricos.
• Disminución de neuropatías, síntomas de hiperglucemia e inflamación crónica.
Este impacto no solo es relevante para personas con diabetes o prediabetes. Es fundamental para mujeres en menopausia, cuando el metabolismo se vuelve más lento y vulnerable.
Su mezcla botánica (bayetilla, berberina, chaga, moringa y shilajit) no solo modula el azúcar en sangre, también apoya circulación, saciedad, digestión y regulación inflamatoria.
¿La terapia hormonal es para todas? Riesgos y beneficios reales
No todas las mujeres necesitan THS. La clave está en la personalización y el momento adecuado.
Puede ser útil si:
• Los síntomas alteran significativamente tu calidad de vida.
• Inicias la terapia antes de los 60 años o dentro de los primeros 10 años tras la menopausia.
• No tienes antecedentes de cáncer hormonodependiente o eventos trombóticos.
No se recomienda si:
• Hay historia de trombosis venosa profunda, embolias o infarto reciente.
• Hay diagnóstico de cáncer de mama hormonodependiente.
• No hay seguimiento clínico adecuado.
Para los dos casos, además hay estrategias complementarias:
Si bien la terapia hormonal sustitutiva (THS) es una herramienta clínica valiosa y respaldada, muchas mujeres eligen (o necesitan) explorar enfoques complementarios. Estas estrategias no reemplazan tratamientos médicos, pero pueden modular la respuesta fisiológica al estrés, compensar desequilibrios hormonales leves y proteger funciones clave como el sistema nervioso, inmunológico y digestivo.
Aquí explicamos las principales categorías:
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Fitoterapia: Es el uso de extractos de plantas medicinales con propiedades terapéuticas, ya sea en forma de cápsulas, infusiones o tinturas. Muchas de estas plantas contienen compuestos bioactivos como fitoestrógenos, flavonoides, alcaloides o terpenos, que interactúan con sistemas hormonales, inmunes y neurológicos.
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Adaptógenos: Son sustancias naturales, mayoritariamente de origen vegetal, que tienen la capacidad de aumentar la resistencia del cuerpo al estrés físico, emocional y ambiental, sin causar efectos secundarios importantes ni alterar funciones fisiológicas normales. Actúan principalmente sobre el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HPA), regulando la producción de cortisol y equilibrando la respuesta al estrés crónico. En mujeres en menopausia, los adaptógenos pueden ayudar a reducir fatiga, mejorar el sueño, modular el estado de ánimo y restaurar la homeostasis interna. Lo más distintivo de los adaptógenos es su efecto modulador: no estimulan ni deprimen, sino que ajustan la respuesta del cuerpo según la necesidad.
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Fitoestrógenos dietarios: Son compuestos naturales presentes en ciertos alimentos vegetales que tienen una estructura química similar al estrógeno humano. Aunque su afinidad por los receptores estrogénicos es mucho menor, pueden interactuar con estos receptores y ejercer efectos reguladores suaves. A diferencia de las hormonas bioidénticas, los fitoestrógenos no reemplazan el estrógeno, pero pueden compensar parcialmente su deficiencia o actuar como antagonistas cuando hay exceso. Su acción es dual y dependiente del contexto hormonal de la persona.
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Micronutrientes y cofactores terapéuticos: Los micronutrientes como vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales y probióticos desempeñan un papel clave en la regulación hormonal, la función cerebral, la inflamación sistémica y la salud ósea e intestinal. Algunos micro nutrientes clave son:
• Magnesio: indispensable en más de 300 reacciones enzimáticas, ayuda a regular ansiedad, sueño, dolor premenstrual, sensibilidad a la insulina y función mitocondrial.
• Omega-3 (DHA/EPA): modula inflamación, protege la función cognitiva y puede reducir la intensidad de los sofocos.
• Vitamina D3: participa en la síntesis hormonal, salud ósea, regulación inmune y prevención de la pérdida de densidad mineral.
Así que veamos a la menopausia como nueva alquimia…
Esta etapa no es un fin, es un renacer bioquímico. Porque las hormonas no son enemigas: son parte de tu lenguaje interno. Y tú mereces seguir entendiéndolo con claridad, suavidad y propósito.
Referencias
• The North American Menopause Society (NAMS). (2022). The 2022 hormone therapy position statement of The North American Menopause Society. Menopause, 29(7), 767–794.
• Stuenkel, C. A., Davis, S. R., Gompel, A., Lumsden, M. A., Murad, M. H., Pinkerton, J. V., & Santen, R. J. (2015). Treatment of symptoms of the menopause: An Endocrine Society clinical practice guideline. The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 100(11), 3975–4011.
• Gropper, S. S., & Smith, J. L. (2020). Advanced nutrition and human metabolism (7th ed.).
• Baber, R. J., Panay, N., & Fenton, A. (2016). 2016 IMS recommendations on women’s midlife health and menopause hormone therapy. Climacteric, 19(2), 109–150.
• Eden, J. A. (2017). Phytoestrogens and menopause. Climacteric, 20(4), 321–324.